2/06/2010

Oda a la ineptitud

El miércoles por la tarde-noche la lluvia no paraba además de venir acompañada de fuertes ráfagas de viento. Para mi fue un día normal de los de antes (hace mas o menos 20 años) donde pasaban dos o tres días lloviendo continuamente. El famoso chipi chipi, chispeo o llovizna. Sin embargo pasada la media noche el suministro eléctrico fallo. Considere que era normal debido a las ráfagas que continuaban azotando las paredes de mi casa habitación. Por lo tanto estime que en un par de horas regresaría la luz y continuaría mi faena diaria de todas noches, ver pornografía, escuchar música, chatear y tomar mi cafecito caliente. Mas no fue así, la luz regreso aproximadamente a las 3:30 de la noche. Tiempo suficiente como para revisar la integridad de mi disco duro y nada mas pues por la hora y el frío lo mas antojable era dormir. Así lo hice aunque a mi amanecer, eso de las 10 de la mañana mi sorpresa fue que la luz nuevamente se había ido. Maldije como es mi costumbre cuando los servicios dejan de funcionar. Realice mis labores diarias, subí y baje, entre y salí mientras pasaban las horas. Toda la zona sur hecha un caos por falta de luz. Ya sea que muchos negocios no estaban funcionando al 100%, otros ni abrieron además por el mal clima, los semáforos apagados, etc. Y finalmente las noticias dieron la respuesta a este malestar social. El maldito medio ambiente había hecho de las suyas descargando su furia en el bordo de Xochiaca, la zona noreste del D.F. Muchos arboles caldos y de igual manera muchos "circuitos" eléctricos descompuestos. No obstante las autoridades de modo rimbombante y ridículo dijeron que la situación estaba controlada. Que las inundaciones eran por basura acumulada y que las fallas eléctricas eran atendidas por 5000 empleados de la Comisión Federal de Electricidad. Por tanto en las próximas horas los desperfectos seria arreglados. Ya a las 7 de la noche no era gracioso estar esperando la "señal" de trabajo de todos esos empleados. Las calles completamente a oscuras, algunas zonas encharcadas y además agregamos a los conductores atrapados en el trafico desesperados por llegar a su destino. Y ya cuando nadie esperaba nada de nadie la luz llego, 12:30 de la noche. No hubo aplausos, no hubo televisiones que con su sonido festejaran la maravilla de la energía eléctrica, mucho menos música que reviviera las casi 24 horas de completo sosiego que absorbio la rutina diaria del hogar. Solo hubo silencio y si, una que otra mentada de madre. En fin, un dia de locos para una ciudad de locos.

Moraleja: Marcelo deja de gastar dinero como imbécil a lo imbécil en puentes, calles y mejor arregla lo que debe ser arreglado y fomenta la cultura de la prevención y no la de la corrección.

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